Por Matías FratiArgentina24 de Junio
Más trabajo, pero más informalidad (que el árbol no nos tape el bosque)
Los datos de desocupación dados a conocer el jueves indicaron que Mar del Plata y Batán tuvieron, en el primer trimestre del año, un 5,8 por ciento de desocupación.
Tristemente, estamos hablando de 19.000 personas sin trabajo y otras 36.000 que están en el medio. Es decir, que son subocupadas y que no logran completar la jornada laboral de ley. Hacen changas. Trabajan informalmente.
Puede rescatarse algo favorable en el dato del INDEC: hay una caída de 3.6% en comparación con el mismo período del año anterior y del 2,6% contra el cuarto trimestre del 2021. No mucho más.
Sin embargo, que el árbol no nos tape el bosque. Crece la cantidad de personas que trabajan por fuera del marco de la ley, lo que significa que no tienen el mismo salario que otra que está bajo convenio.
Esas personas tampoco tienen beneficios como obra social y aportes jubilatorios. La cantidad de horas trabajadas queda a la libre negociación entre empleador y empleado, lo mismo que el derecho a las vacaciones y el franco semanal. No tienen, además, asignaciones familiares ni ART.
No hay nada de qué alegrarse, aun, a pesar de la baja en el índice de desocupación. Porque el hecho de que haya bajado ese dato pero se haya incrementado el de la subocupación esconde otra realidad, la pauperización de la actividad económica local. Puede que haya más, menos o igual cantidad de dadores de empleo. Pero seguro hay peores condiciones de empleabilidad en un importante número de ellos. ¿Por qué? Porque los números indican que hubo una suba de más de 2.000 personas en la subocupación si se compara el dato actual con el del último trimestre. También podría ser que muchos desocupados consiguieron algún trabajo pero en negro. La foto sigue igual, en sepia.
Mirar lo urgente
Para el final, y completando este análisis, no debemos olvidar lo evidente: los 19 mil desocupados y 36 mil subocupados suman 55 mil personas con problemas de empleabilidad.
Es probable que estemos calculando, entonces, 220.000 personas que no tienen un ingreso seguro como fruto de su trabajo, si se multiplica a cada uno de ellos por lo que sería un hogar de una familia tipo. Puede ser peor si cada jefe o jefa de hogar tuviera más de dos hijos.
Pero, además, en una ciudad donde viven 160.000 personas pasivas, ya sean jubilados o pensionados. ¿Cuántos trabajan? Números más o menos, unas 80.000 personas, contando -nuevamente- la composición de un hogar de cuatro personas, para una población de 700.000 habitantes aproximadamente.
Es decir, que a números de activos con posibilidades de empleo (135.000 aproximadamente) 6 de cada 10 tendrían trabajo registrado o son autónomos. El resto, 4 de cada 10 sufre dificultades laborales.
Hay mucho por hacer. Y todavía poco por celebrar.
Matías Frati – Director
ADNempresario
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