Si no fuera por las importaciones, el país no funcionaría.

La idea de "vivir con lo nuestro" que planteaba el respetado Aldo Ferrer quedó obsoleta.

En el mundo, no hay país que pueda sustituir las importaciones para cada una de las cosas que se propone fabricar.

Los celulares ensamblados en Tierra del Fuego son una muestra de ello. Salen armados desde Corea, se desmontan en Panamá, ingresan a la Argentina y se ensamblan en el sur.

La industria nacional poco tiene que ver con ese producto, más que el armado. Y eso es muy bueno porque, además, genera mano de obra nacional. Pero muy baja producción genuina.

Y así tantas otras cosas. Como los pigmentos para dar coloración a diferentes productos, de higiene personal como las pastas dentales, o de pinturas, como los latex para paredes.

Todo está integrado. El mundo lo está.

Y existe algo que se llama interdependencia. Donde cada uno es dependiente del otro de manera inteligente.

La clave no es reducir las importaciones. La clave es aumentar las exportaciones.

Las divisas deben ingresar al país para que se puedan orientar estratégicamente sus usos.

Pero nada tiene que ver con controlar las compras o poner cepos.

Lo que un Gobierno inteligente debe hacer es abrir mercados en lugar de cerrarlos.

Ayudar a sus empresas a colocar productos en el exterior y generar ingreso de dólares.

Intentar mejorar cada producto con más agregado de valor para obtener mejores niveles en la balanza comercial.

De eso se trata. Ni más ni menos que de eso.

Matías Frati – Director
ADNempresario