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Por Jorge Vasconcelos y Agustín CavalloArgentina14 de Septiembre

¿Hasta dónde llegará la desaceleración del nivel de actividad del tercer trimestre?

El índice General de Actividad publicado por OJF en el mes de Julio muestra un crecimiento interanual del 5.9%, pero el índice desestacionalizado mostró una contracción mensual de 0,3 % respecto de junio. Comparado con diciembre de 2021, el índice del Estudio Ferreres ya muestra una contracción de 1,0%, reflejando que la actividad económica ya comienza a “devolver” parte del arrastre estadístico positivo con el que arrancó el 2022.

 

El sector que más impulsó el crecimiento del IGA es la construcción, en el acumulado de los primeros siete meses creció un 11.2% con respecto al mismo periodo del año anterior.

En julio impactó negativamente la incertidumbre política tras la renuncia del ministro de Economía Martin Guzmán, pero ni la aparente pausa cambiaria de los últimos días permite esperar una rápida reversión de la tendencia al enfriamiento de la economía.

En forma coincidente con aquel indicador, la serie de IERAL basada en la recaudación impositiva asociada al mercado interno, muestra que en agosto se habría mantenido la tendencia declinante iniciada en julio. Así, traduciendo estos datos en términos de proxy del PIB, se tiene que el promedio móvil de tres meses daba variación cero a julio (contra los tres meses previos) y una merma de 0,3 % en el trimestre móvil cerrado en agosto.

Obsérvese la correlación existente entre el IGA y el Índice que mide en términos reales la recaudación de IVA, Impuesto al cheque, aportes y contribuciones, derechos de importación. Utilizando base 100 en diciembre de 2020 se tiene un ciclo descendente desde mediados de año, luego de cierto estancamiento en las mediciones desestacionalizadas.

SI tomamos los promedios de estos índices para el año 2021 y lo comparamos contra el último mes que están los datos disponibles, el IGA desestacionalizado en Julio se ubicaba todavía un 4,0 % por encima del promedio de 2021, pero el Índice Ieral basado en la recaudación muestra para agosto de este año un nivel solo 2,0 % superior al del promedio del año anterior. En principio, estos guarismos adelantan que el tercer trimestre de 2022 estará comenzando a fagocitar parte del arrastre estadístico positivo que dejó el fin de 2021. Así, la herencia del 2022 al 2023 será mucho menos generosa en términos de actividad que la del 2021 al 2022, mientras que la herencia de inflación de 2022 a 2023 será mucho más apremiante.

Si tomamos el promedio simple del EMAE (proxy del PIB suministrado por el INDEC) para el segundo trimestre de este año y lo comparamos con igual período de 2021, el crecimiento interanual fue de 7.5%. Por su parte, la recaudación de impuestos asociados al mercado interno en términos reales mostró una variación de 6,7 % interanual considerando el promedio de abril a junio. No hay datos de EMAE para julio y agosto, pero el Indice de Ieral adelanta una variación interanual de 2,6 % para el tercer trimestre, una marcada desaceleración de 4,1 puntos porcentuales respecto del guarismo del segundo trimestre.

Por detrás de la desaceleración del nivel de actividad del tercer trimestre hay que contabilizar la aceleración inflacionaria del último período, que afectó el poder adquisitivo de la demanda agregada y, en forma convergente, las crecientes dificultades para el abastecimiento de partes y piezas de origen importado, que han frenado la actividad en diversas cadenas de valor. A estos vectores se agrega, a partir de agosto, el impacto restrictivo sobre el crédito que ha comenzado a generar el endurecimiento de la política monetaria.

Hasta Julio, las renovaciones de los vencimientos de operaciones crediticias a empresas ocurrían en “piloto automático”, a juzgar por los datos diarios del stock de préstamos medido a pesos corrientes. En cambio, desde principios de agosto esa dinámica cambió en forma perceptible, y el stock de créditos se empieza a contraer en términos reales (la variación en pesos corrientes ha sido marginal el mes pasado). Esta vez, la suba de tasas dispuesta por el Banco Central sí está impactando en forma restrictiva por el canal del crédito. Una variable que refuerza la idea de un tercer trimestre de marcada desaceleración del nivel de actividad.

 

Columnistas Invitados - Jorge Vasconcelos y Agustín Cavallo
Editorialistas del IERAL – Fundación Mediterránea

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