Las habilidades blandas corresponden a la modalidad de trabajo y relacionamiento de las personas, el "cómo" desempeñan sus responsabilidades, incluyendo la interacción, colaboración, comunicación, integración, gestión de conflictos, creatividad, adaptación, etc, que son puestas en juego en la ejecución de las funciones de cada rol.

Actualmente, el contexto de trabajo virtual y la globalización conllevan a una modalidad de trabajo colaborativa, participativa, con constante adaptación y evolución al cambio, agilidad de aprendizaje, inclusión y diversidad. Asimismo, un liderazgo que facilite la autonomía, creación de oportunidades e iniciativas de todos los integrantes.

En tanto, es importante que las áreas de recursos humanos (RRHH) reconozcan las habilidades blandas a la hora de elegir a los miembros de la organización. Al margen del perfil técnico requerido, cuyo nivel puede variar de acuerdo al seniority de la posición y puede adquirirse mediante formación o experiencia, las habilidades blandas son esenciales para poder contar con talentos que se identifiquen con los valores y la cultura de la organización.

Es posible conocer cómo un candidato gestionaría ciertas situaciones a través de evaluaciones por competencias, simulaciones y si su accionar corresponde con las expectativas del puesto y de la organización. A la vez, en el día a día laboral se vivencian a través de diversas evaluaciones, encuestas de clima, y otras herramientas de gestión de recursos humanos.

Contar con personas cuyas habilidades blandas coincidan con la cultura de la organización contribuirá al logro de los objetivos personales y organizacionales.

Columnista Invitada - Marcela Beverstein
Gerente de Capital Humano de Grupo CETA