Por Jorge VasconcelosArgentina06 de Junio
Trastienda de una paradoja industrial que retrasa los planes empresariales
El déficit de la balanza comercial del sector automotriz se achicó en el último quinquenio en 5,2 mil millones de dólares; de 8,3 mil millones en 2017 a 3,1 mil millones en el acumulado de los últimos doce meses.
La reducción del rojo comercial se explica en un 37 % por mejora de exportaciones y en un 63 % por caída de importaciones. De hecho, las compras al exterior del sector se han estabilizado en una cifra del orden de los 10,4 mil millones de dólares/año desde hace varios trimestres, reflejando la impronta del “comercio administrado”.
Si bien en el último quinquenio las exportaciones del sector han crecido a un ritmo superior al 6 % anual, en buena medida por las ventajas competitivas en la producción de pickup, esta dinámica puede verse afectada: las dificultades para el aprovisionamiento de insumos y partes importadas introducen un sesgo antiexportador; mientras que la persistencia de los cepos habrá de complicar la inserción de la Argentina en las cadenas globales de valor basadas en las tecnologías de la transición verde, caso de vehículos eléctricos e híbridos.
Desde 2017 las importaciones del sector se han recortado en 3,3 mil millones de dólares/año, pero al mismo tiempo ha disminuido el patentamiento de autos y vehículos comerciales, de 900 mil unidades aquel año a 371 mil registradas en los últimos doce meses. Por cada 1000 millones de dólares de “ahorro” de importaciones, se corresponde una merma de 160 mil unidades patentadas.
Las restricciones a la importación derivan en escasez y encarecimiento de los automóviles. En el período del cepo reintroducido a fin de 2019, el precio de los autos se ha duplicado en dólares, medidos al tipo de cambio oficial, de acuerdo al relevamiento de la Dirección de Estadísticas de CABA.
Con el déficit de comercio exterior automotriz ahora encapsulado en torno a los 3,1 mil millones de dólares/año, el rediseño de fondo del funcionamiento del sector, que evite los daños colaterales descriptos, parece ser una más de las tareas/desafíos del gobierno que habrá de asumir a fin de 2023.
Columnista Invitado - Jorge Vasconcelos
Editorialista del IERAL – Fundación Mediterránea
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