Cuando un billete sufre deterioro no puede ser puesto en circulación nuevamente. Por eso, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) tiene la potestad de destruirlos.

Para eso, debería recibir los billetes que llegasen desde los bancos, almacenarlos en su bóveda o dispensarios para guarda, y luego quemarlos o destruirlos.

Sin embargo, el problema es que las bóvedas están ocupadas de los billetes que se imprimen para dar respuesta a las necesidades del Tesoro y afrontar pagos corrientes del Gobierno o cancelar las deudas del BCRA con los intereses de las Leliq.

Entonces, los bancos tienen que cuidar esos billetes hasta nuevo aviso, sin mandarlos al BCRA. El problema es que ya no tienen espacio para resguardarlos.

Por eso, volvieron a enviar una carta -y ya es la tercera- a la autoridad monetaria para que les quite esa responsabilidad, toda vez que genera dificultades diarias.

Entre los problemas que tienen los bancos, aparece la necesidad de contratar lugares para cuidar los billetes, pero también se encarece la guarda de los mismos y el traslado.