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Precios ¿atrasados y adelantados?

En las vísperas de la implementación de un programa de estabilización que permita moderar las subas de precios del régimen de alta inflación que vive la economía actualmente, resulta conveniente analizar cómo fue la evolución relativa de los precios sectoriales. Es que es muy claro que hay muchos precios ??atrasados?, pero menos claro es que existen otros precios ??adelantados? que podrían, potencialmente y bajo ciertas condiciones, ser una fuente de corrección a la baja que atempere un poco el fogonazo inflacionario que provoca el sinceramiento de los atrasados.

 

A modo introductorio, tengamos presente que la inflación de la última gestión de gobierno, es decir, la variación de diciembre de 2019 a noviembre 2023 superó el 880%. La aceleración en el nivel de precios se dio principalmente desde 2022, y sobre todo en los últimos meses de 2023.

 

¿Qué esconde el índice general?

El nivel general de precios al consumidor se conforma de 12 divisiones las cuales no varían necesariamente al mismo ritmo. Entre diciembre de 2019 y noviembre 2023, algunas parecen haberse quedado por detrás, con variaciones muchos menores que el promedio general como Comunicaciones y Vivienda y EGA entre los más destacados. Las 7 de las 12 categorías que están por debajo del nivel general en su mayoría son “precios regulados”. De los que variaron por arriba, Prendas de vestir y calzado, Restaurantes y hoteles y Alimentos y bebidas son las 3 categorías que sobresalen.

Podría hacerse el mismo análisis, pero solo del último año donde las categorías con atraso y sobrepaso respecto a la variación del nivel general de precios es distinto. En este caso, aunque siguen siendo 7 las categorías que se encuentran por debajo del 148% acumulado en lo que va del 2023, no son las mismas que considerando la dinámica desde 2019. Por ejemplo, Comunicaciones ahora se encuentra entre los que sobrepasan el nivel general mientras que Prendas de vestir se considera atrasado.

 

Precios atrasados

No es noticia que los precios que pueden ser regulados se encuentran atrasados. Considerando la evolución desde diciembre de 2019, son Comunicaciones, Vivienda y EGA, Transporte, Educación y Salud. Estas categorías representan un 34% del IPC total por lo que, mantener bajos estos precios ayudó a moderar el alza del índice general. Esto se hizo (y se hace) a través de topes de aumentos o subsidios mantenidos, que funcionan como “anclas” (muy poco eficaces) al pisar precios por debajo de lo visto en otras categorías.

Salud esconde una fuerte disparidad, el gasto en prepagas estuvo limitado al aumentar sus cuotas (587% desde dic-19) por debajo de los ingresos de los usuarios (RIPTE +881%, en mismo período) generando un fuerte atraso. En simultáneo, los medicamentos aumentaron en el mismo período un 928%, muy por arriba del nivel general a pesar de estar en el acuerdo de Precios Justos durante los últimos meses del año.

Transporte es otra división con diferencias al interior: Combustibles y Transporte Público tuvieron un incremento de 557% y 453% en estos 4 años, muy por debajo de la variación del 1066% de la Adquisición de Vehículos, generando que la categoría general de Transporte promedie un 700% de aumento.

Vale mencionar brevemente el efecto del programa de Precios Justos en el último año. Aunque estuvo presente en muchísimas categorías, la incorporación de Prendas de Vestir al programa (5% mensual en los últimos meses de gestión del ministro Massa) incidió sin dudas para que este rubro registrara bajos aumentos relativos en los últimos 11 meses. Este resultado dista de lo registrado desde la pandemia, donde los precios de Vestimenta y Calzado aumentaron muy por encima del resto.

 

Precios adelantados

¿Por qué suben algunos precios más que otros? ¿Un aumento de la demanda?, ¿una caída de oferta? Las categorías que se encuentran con precios por encima de la inflación general respecto a 2019 representan casi un 60%, mientras que, respecto a 2022 suman un 52%. La inflación de Prendas de vestir y Calzado desde 2019 superó el 1250%. Esto podría deberse a una caída de la oferta, pero por las características del sector debería considerarse tanto la producción local como también las importaciones de estos bienes.

En el caso de la producción se ve claramente en el gráfico que, exceptuando la pandemia, tanto la actividad textil como el calzado tuvieron un fuerte crecimiento, por encima del índice de producción industrial general (línea verde). Medido entre puntas, en los últimos 4 años la producción nacional del sector aumentó 7%. Si fuese solo por este efecto, los precios deberían disminuir. Pero la oferta de Indumentaria y Calzado no está dada únicamente a nivel nacional, también hay oferta importada. Esta sí disminuyó considerablemente en los últimos años: las categorías relacionadas a este rubro cayeron un 36% entre dic-19 y nov-23. Entonces podría darse cierto efecto ambiguo en la oferta, aumento por la producción nacional, aunque disminución por el lado de las importaciones, pero siendo éstas las que imponen una mayor disciplina de precios.

Por el lado de la demanda, en un contexto como el actual, con altos niveles inflacionarios y pocos incentivos al ahorro, el consumo tiende a incrementarse. En conclusión, las restricciones a las importaciones hicieron elevar los precios, impactando en los márgenes de rentabilidad e incrementando la producción local, todo en un contexto de mayor demanda (atenuada en parte por el mismo aumento de precios).

Otra categoría con precios adelantados es Restaurantes y Hoteles con variaciones de casi 1150% en el período analizado. Mientras que en este caso la oferta resulta compleja de evaluar, la demanda pudo verse incrementada por consumo interno y por turismo.

Por consumo interno, es evidente que, desde el fin del aislamiento por pandemia, la salida gastronómica y recreativa tuvo una nueva ponderación por parte de la sociedad, modificando los patrones de consumo.

Por otro lado, aunque no contamos con los datos del turismo receptivo total desde el comienzo de la serie, se puede observar un fuerte incremento en el último tiempo. Sin embargo, al visualizar los datos de los ingresos por vías aéreas estas se encuentran los niveles previos a la pandemia lo que lleva a pensar que podría haber más turismo proveniente de países limítrofes. Todas estas personas que ingresan al país se hospedan y consumen, incrementando la demanda. De esta manera, el aumento de precios de los Restaurantes y Hoteles por encima del nivel general de precios se explicaría por un shock de demanda.

Por último, en el top 3 de mayores variaciones de precios entre diciembre 2019 y noviembre 2023 se encuentra Alimentos y Bebidas, que representa un 27% de la canasta total. Se trata de un rubro con una elasticidad precio más baja que otros rubros. A pesar de las medidas de contención que se llevaron a cabo como Precios Justos, los alimentos y bebidas son los que más aumentaron desde dic-22 (172%) y cabría preguntarse por qué lo hicieron.

La producción industrial de Alimentos y Bebidas crece a una tasa más baja que la industria general. Esto podría ser una explicación de la suba de precios. Otra, ya dentro de ámbito de la especulación, es que la recomposición de márgenes puede resultar más fácil en sectores que cuentan con es puramente especulativa.

 

A modo de conclusión

Dentro de un marco de estabilización de precios, que existan precios muy adelantados al resto puede resultar, potencialmente, una oportunidad para colaborar en la desinflación. La misma recesión e incremento de precios pondrá un límite en los incrementos de restaurantes, dado que en época de crisis suele ser un gasto para recortar. Pero, al mismo tiempo, un dólar más barato para el turista puede aminorar este efecto. Por el lado de textiles y calzado, es evidente que hay margen para que la liberalización de las importaciones imponga un mayor rigor en la dinámica de precios de este sector. Lo mismo sucedería en caso de permitir mayores importaciones de electrónicos y otros artefactos, en conjunto con una reducción de aranceles, de manera de disciplinar algunos valores de venta. Sin embargo, mucho dependerá de la capacidad del país y del gobierno de incrementar el stock de dólares disponibles en el banco central. De cualquier manera, un programa de estabilización debe tener como pilar, además de factores de disciplinamiento surgidos del marco recesivo y de la apertura de importaciones, elementos de coordinación de expectativas, y no está claro que el ajuste fiscal en sí mismo emerja como un gran coordinador.

 

Columna de Opinión – Consultora LCG
Informe Instantánea Económica de LCG

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